regla del 80/20
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Así se aplica

La regla del 80% que te puede ayudar a ser menos perfeccionista y más feliz

Esta fórmula te ayudará a ser más productiva en todo lo que haces, a administrar mejor tu tiempo e invertirlo bien en cosas que realmente te aportan felicidad.

¿Te consideras una persona autoexigente? Si la respuesta es sí, ¿crees que en ocasiones esto está afectando a tu bienestar emocional y te impide avanzar en nuevos proyectos que verdaderamente te motivan? Si la respuesta vuelve a ser sí, has llegado al lugar indicado para aprender a dejar de ser tan perfeccionista yaprovechar tu tiempo en cosas que realmente te hacen feliz invirtiendo menos esfuerzo. Pero, ¿cómo? Fácil, con la regla del 80/20, también conocida como principio de Pareto

Al menos, desde que yo la descubrí, me ha servido como una herramienta muy útil para cambiar mi perspectiva sobre la productividad y la felicidad, y estoy segura de que a ti también podrá ayudarte. Se trata simplemente de saber diferenciar entre lo esencial y lo superfluo, permitiéndote dedicar tu energía a lo que realmente importa. Te cuento cómo funciona y ¡cómo aplicar la regla del 80% en tu vida diaria!

¿Qué relación hay entre el principio de Pareto y tu vida?

Es fácil caer en la trampa de luchar por la perfección en todos los aspectos de tu vida, creyendo que ésta es la clave de la felicidad y el éxito. Pero imagina por un momento poder invertir parte de ese tiempo que empleas en ser perfeccionista en aquellas actividades que sabes que te brindarán mayor alegría y satisfacción. 

Ahí es donde entra en juego el principio de Pareto, que lleva el nombre de Vilfredo Federico Pareto, un filósofo y economista italiano que observó que el 80% de la tierra en Italia era propiedad de sólo el 20% de la población. Esta observación le llevó a formular el principio de que el 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas.

Aplicar este principio a tu vida diaria significa centrar tu tiempo y energía en las tareas y actividades que realmente importan, en lugar de estancarte en la búsqueda de la perfección en cada detalle. En otras palabras, emplear el 20% de tus esfuerzos para producir el 80% de los resultados, lo que te ayudará a ser más productiva y por tanto, a sentirte más feliz y satisfecha contigo misma. Es lo que se conoce también como la regla del 80/20.

Te explico cómo aplicar la regla del 80/20 para invertir mejor tu tiempo

La regla 80/20, cuando se aplica a la productividad, sugiere que aproximadamente el 80% del valor de una tarea proviene del 20% del esfuerzo que pones en ella.

Por ejemplo, si estás estudiando o trabajando, en lugar de pasarte horas perfeccionando cada documento o informe, concéntrate en las tareas que tienen más peso en tu calificación general y priorízalas. Al hacerlo, no sólo será más eficiente sino que también reducirá el estrés y aumentará su felicidad general.

La clave está en que identifiques y te enfoques en ese pequeño porcentaje de actividades o tareas que generan más recompensa, y que te pueden llevar a una mayor eficiencia y satisfacción. Ahora bien, ¿cómo puedes ponerlo en práctica? 

Diego Antoñanzas, gestor de emociones y conferenciante de motivación, comparte 4 consejos prácticos que a él le funcionan para que puedas aplicar esta regla en tu vida personal o laboral:

  • Enfócate en tus fortalezas. Identifica el 20% de tus habilidades que generan el 80% de tus resultados positivos y trabaja para mejorarlas aún más. En el trabajo, ¿qué tareas te acercan más al éxito? En tu vida personal, ¿qué te hace sentir realmente feliz y satisfecha? En tu relación, ¿qué os hace sentiros mejor cuanto estáis juntos? En tus relaciones sociales, ¿qué es lo que más os gusta hacer cuando os veis? Estos son tus "esenciales del 20%".
  • Prioriza tus tareas. Analiza el 20% de las tareas que son realmente importantes, esas a las que debes darles más tiempo y energía, y enfócate en completarlas en lugar de dispersarte en actividades menos significativas o que no te hacen tan feliz.
  • Simplifica tu vida. Identifica el 20% de tus posesiones que realmente valoras y considera deshacerte del resto para reducir el desorden y el estrés.
  • Reflexiona. La vida está en constante cambio, y lo que hoy puede hacerte feliz puede no hacerlo en el futuro. Date un tiempo de vez en cuando para reflexionar y preguntarte si tus esenciales siguen siendo los mismos o necesitas fijarte nuevas metas y propósitos, para mantener el equilibrio e invertir mejor el tiempo en tu vida.

Así te afecta ser tan perfeccionista...

Ser perfeccionista puede ser una carga pesada de llevar, ¿verdad que sí? Puede tener sus ventajas, no te digo que no, como una gran atención al detalle y un compromiso con la excelencia. Sin embargo, ese deseo implacable de alcanzar la perfección te puede llevar a la procrastinación, al estrés excesivo, al agotamiento y a la pérdida de oportunidades.

De hecho, seguro muchas veces habrás notado que, en lugar de ayudarte a alcanzar tus objetivos, puede convertirse en un obstáculo que te impide disfrutar del proceso y encontrar la felicidad en tu vida debido a la falta de fluidez y de confianza en ti misma, o a pensamientos obsesivos.

ser perfeccionista
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... y así te beneficia la regla 80/20

Al adoptar la regla 80/20 notarás grandes cambios en tu vida, como ser más efectiva en lo que haces y a tomar mejores decisiones. Pero también, te ayudará a:

  • Reducir el estrés. Al concentrarte en las tareas más importantes, tendrás más tiempo y energía para dedicar al cuidado personal y la relajación.
  • Aumentar la productividad. Al priorizar las tareas que producen los resultados más significativos, lograrás más en menos tiempo.
  • Encontrar el equilibrio. Al dejar de lado la necesidad de perfección en todos los aspectos de tu vida, crearás espacio para pasatiempos, relaciones y crecimiento personal.
beneficios regla 80/20
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¡Acepta la imperfección! No pasa nada por no ser perfecta o "suficientemente buena" en algo, especialmente en áreas que no impactan significativamente en tus metas o tu felicidad. Lo importante es que dejes de ocupar tu tiempo en cosas sin sentido y lo inviertas en cosas productivas o valiosas que te hagan sentir bien. Como concluye Antoñanzas, "no se trata de más, ¡sino de hacerlo más inteligentemente!".