Todo el mundo habla de ellas y, más allá de la alimentación, cada vez parece más recomendable aprovechar sus efectos a través de la cosmética. Hablamos de las vitaminas para la piel, el activo de moda que cada vez tenemos más al alcance de la mano para restar años a nuestro rostro y lucir la piel que todas deseamos.
Aunque ante la pregunta de "¿cuál es la mejor vitamina para la piel?" no hay una única respuesta, puesto que dependerá de las necesidades y los objetivos que nos marquemos. Eso sí, todas tienen una valiosa función en la piel y algunas son de obligada inclusión en la rutina facial.
Descúbrelo por ti misma en esta guía con todo lo que tienes que saber sobre las vitaminas que se incluyen en sérums, cremas y cosméticos en general.
Vitaminas para la piel: vitamina A
Es la más buscada del momento, aunque quizá te resulte más reconocible si la mencionamos por su otra denominación la más popular): el retinol. Se ha convertido en la vitamina de los tratamientos estrella del momento por sus poderes antienvejecimiento y su carácter multifuncional. Y es que proporciona un efecto exfoliante sobre el cutis que acelera la renovación celular, atenuando las arrugas tanto profundas como superficiales.
Adicionalmente, es un activo eficaz contra manchas (tanto de la edad como marcas del acné) y favorece la regeneración de la piel (incluidas cicatrices), con lo que se convierte en una vitamina ideal para mejorar la apariencia general del cutis.
Como curiosidad, cabe recordar que recibe su nombre de los pigmentos que produce en la retina, y que se encuentra de forma natural en alimentos de origen animal como el huevo, el pescado azul, la carne o los lácteos. Eso sí para poderla aprovechar a través de la alimentación necesitaremos combinarla con frutas, verduras y hortalizas.
Vitaminas para la piel: vitamina B
La vitamina más popular dentro de este grupo es la niacinamida o vitamina B3, con potentes poderes antioxidantes (de ahí su fama) que proporcionan en la piel una acción reparadora que da como resultado un cutis luminoso e hidratado.
Es ideal para pieles con acné porque mejora su apariencia, pero su uso se extiende al ámbito antiedad, en concreto, para combatir del fotoenvejecimiento.
Por su parte, la vitamina B6 o piridoxina se emplea en tratamientos para pieles con problemas inflamatorios como el acné o el eczema.
Por último, la vitamina B8 o biotina es conocida como la vitamina del pelo y las uñas porque refuerza su crecimiento, además de dejar la piel más suave e hidratada por estimular el crecimiento de los tejidos.
Vitaminas para la piel: vitamina C
Es otro de los activos que está en boca de todos (cosméticamente hablando) y razones no falta. El ácido ascórbico o vitamina C tiene poderes antimanchas e iluminadores, que permite modificar el tono del cutis hasta hacerlo más uniforme. A esto se suma su poder antienvejecimiento gracias a que neutraliza el impacto de los radicales libres en la piel, protegiendo así del conocido com estrés oxidativo. Por eso es un potente aliado contra el fotoenvejecimiento.
Adicionalmente, la vitamina C interviene en la síntesis de colágeno y elastina por lo que se incorpora a aquellos tratamientos diseñados para prevenir y/o combatir las arrugas superficiales de la piel.
Lo que más interesa para aprovechar todos sus beneficios es que esté presente en fórmulas en las que se combine con otros activos como la vitamina E y el ácido ferúlico.
Vitaminas para la piel: vitamina D
Es una de las vitaminas cuya presencia en el organismo más depende de las condiciones externas puesto que el cuerpo la produce con ayuda de la luz del sol. Por eso en invierno tiende a disminuir su presencia en función de la zona geográfica en la que vivas y los hábitos, si bien es posible encontrarla en alimentos como la leche, el pescado graso (salmón, sardinas, etc.) y los cereales. Lo que ocurre es que seguirás necesitando el sol para sintetizarla.
Vitaminas para la piel: vitamina E
En combinación con la vitamina C, protege contra el fotoenvejecimiento y los radicales libres por sus poderes antioxidantes. Además, mantiene el colágeno y la elastina de la piel, aumentando la firmeza de esta. Por eso también se emplea a la hora de tratar cicatrices.
Vitaminas para la piel: vitamina H
En realidad es la biotina o vitamina B8 que también se conoce por este nombre y tiene enormes beneficios para la piel y el cabello porque es un activo regenerante. Se encuentra presente en la yema del huevo e interviene en el metabolismo de carbohidratos especialmente, aunque también de grasas y proteínas.
Vitaminas para la piel: vitamina K
Un activo de componente vascular que se usa para evitar hematomas tras algunos tratamientos estéticos, así como para reducir ojeras oscuras. También favorece la cicatrización y el flujo sanguíneo y puede encontrarse en alimentos como las verduras de hoja verde.
Vitaminas para la piel: cómo se usan
El retinol o vitamina A debe aplicarse de noche y en combinación con una crema de protección solar durante el día. La razón es que es un activo fotosensible, lo que quiere decir que pierde efectividad ante la radiación solar. Además, puesto que tiene efecto exfoliante, podría dejar la piel más vulnerable ante el sol.
Por eso lo ideal es aplicar los tratamientos que contengan esta vitamina dentro del ritual de noche, ya se trate de un serum (se aplica antes de la crema) o una hidratante. En ambos casos, deberás usarla tras la limpieza del cutis. Y, por la mañana, lo ideal será volver a lavar el rostro y aplicar el tratamiento finalizando con la protección solar.
Basta con usar el retinol 2-3 noches por semana, alternando los días y siempre en cantidades mínimas, siempre en función e la concentración del producto (normalmente, un sérum). De hecho, al principio se recomiendan aplicaciones esporádicas para ir aumentando la dosis hasta "acostumbrar" a la piel, ya que es habitual que esta se pele.
Vitamina C, por las mañanas
Por su parte, la vitamina C debe usarse siempre en combinación con protección solar durante el día para evitar que pierda eficacia por la radiación solar. Si lo usamos por la noche, aprovecharemos su efecto reparador en el cutis y no será necesaria la protección solar. En cualquier caso, se aplicaría tras la limpieza del rostro y antes de la hidratante (o incorporada a esta si es el caso).
La vitamina B8 (biotina o vitamina H) puede aplicarse en momentos puntuales como los períodos de caída estacional del cabello, para reforzar su crecimiento.
En cuanto a la vitamina E, es interesante que esté presente en los cosméticos con vitamina C que nos apliquemos, ya que aprovecharemos mejor sus efectos gracia a la sinergia de ambos activos. Lo mismo sucede con la vitamina D, que suele incluirse en las fórmulas de cremas hidratantes de uso habitual.
Respecto a la vitamina K, su uso se suele reducir a la presencia de moratones u ojeras muy marcadas.