Si tus plantas se ven apagadas, no lucen ese color verde vibrante que tanto nos gusta, las hojas amarillean o directamente se te mueren, algo no estás haciendo bien. Pero no desesperes. Cuidar de tus plantas es más sencillo de lo que imaginas. Lo más habitual es que estemos regando de más o de menos o que no tengamos la planta colocada en el lugar más adecuado. Si sigues nuestros consejos, sencillos y fáciles de aplicar, verás como tus plantas reviven y adquieren ese aspecto alegre y fresco que queremos.
Aunque cada planta necesita unos cuidados específicos, lo que más debes vigilar para que tus plantas estén sanas es:
Luz
- La luz natural es imprescindible para que las plantas hagan la fotosíntesis.
Agua
- Es aconsejable tocar la tierra para comprobar que está seca antes de regar. El exceso de agua pudrirá las raíces y acabará matando a la planta.
Temperatura
- La temperatura ideal para las plantas de interior es entre 15ºC y 25ºC.
Sustrato
- El sustrato ha de proporcionar ventilación, humedad y los nutrientes que la planta necesita.
Encontrarás más información sobre cómo cuidar las plantas, con consejos para que sobrevivan en exterior o interior, clicando aquí.
1. ¿Con qué agua estás regando?
El riego es una de las claves para que las plantas estén sanas. En general, las plantas de interior no necesitan tanto riego como las de exterior. Antes de regar, toca la tierra para asegurarte que está seca. Lo más peligroso para las plantas es dejar agua encharcada que acabe pudriendo las raíces. El agua ideal para regar es la de la lluvia o en su defecto el agua filtrada o destilada (sin perfume). Si vas a utilizar el agua del grifo, déjala reposar un par de días para que se evapore el cloro y otros productos químicos que pueda contener.
2. ¿Cuál es la mejor manera de regar?
Para que tus plantas estén felices debes encontrar el equilibrio entre mantener la humedad de la tierra sin excederte en el riego. La falta de humedad puede hacer que las hojas de tus plantas se vuelvan amarillas. Una buena forma de regar es de abajo a arriba, es decir, colocando agua en un plato bajo la maceta para que todo el sustrato se empape por porosidad.
3. El sustrato debe estar ventilado
Toma nota de este truco de experto que te ayudará a devolver la vitalidad a tus plantas. Se trata de airear la tierra de la maceta. Para ello, pincha con un palito el sustrato para conseguir que penetren bien el aire y el agua y lleguen hasta las raíces. Verás como tu planta lo agradece.
4. ¿Y si a tus plantas les falta luz?
Las plantas necesitan luz para realizar la fotosíntesis y si no tienen la suficiente, se estresan. Uno de los primeros síntomas de que una planta necesita más luz, es la pérdida de las flores y los capullos o directamente la falta de flores. También sabrás que a una planta le falta luz si crece alta y desgarbada, y sus ramas se tuercen en dirección a las ventanas en busca de luz natural. Busca espacios muy luminosos para colocar tus plantas y asegúrate de que la luz directa del sol no les hace daño. Te darás cuenta de que el sol les perjudica si ves que sus hojas se queman y se secan.
5. Protege las plantas del frío en invierno
Las plantas de interior no están tan sometidas a las temperaturas extremas como las de exterior. Con una temperatura de entre 15ºC y 25ºC, la gran mayoría de plantas de interior estarán en perfectas condiciones. Otro tema son las plantas de exterior. Si tienes plantas en la terraza o el balcón que no soportan las bajas temperaturas, lo mejor es que las entres en casa durante el invierno. Si no puedes, haz una barrera natural con las plantas más resistentes y coloca detrás las más delicadas, que así quedarán protegidas. También puedes aprovechar los muros o tabiques para resguardar las plantas de las bajas temperaturas. Descubre las 10 plantas de invierno que soportan muy bien el frío.
6. Aleja las plantas de la calefacción
Las plantas de interior se sienten cómodas con temperaturas templadas, pero no les gusta estar cerca de fuentes de calor como radiadores o estufas. Si ves que las hojas de tus plantas se vuelven amarillas en los bordes o en las puntas o se empiezan a arquear puede ser por exceso del calor seco que les llega de la calefacción. Aleja tus plantas de los radiadores e intenta que la temperatura en el interior de tu casa no suba de los 20ºC.
7. Abona las plantas para que crezcan fuertes
Las plantas obtienen el alimento del sustrato y cuando los nutrientes se agotan es necesario añadir fertilizantes que ayudarán a la planta a crecer sana. El mejor momento para abonar las plantas es durante la época de crecimiento y floración. Decántate por el abono líquido, que puedes añadir al agua de riego desde la primavera hasta el otoño. Sigue las instrucciones para no pasarte con la dosis.
8. Cómo lograr hojas más verdes
Si las hojas de tus plantas están perdiendo el color verde intenso y amarillean, puede deberse a falta de hierro. Un truco para solucionarlo es clavar en la tierra de la maceta unos clavos de ferretería, de los que tenemos en la caja de herramientas. A medida que vayamos regando, el clavo se oxidará y aportará a la planta el hierro que necesita.
9. Usa el bicarbonato contra las plagas
El mejor plaguicida y funguicida que puedes utilizar para proteger tus plantas es el bicarbonato. Este producto, inocuo para las personas y los animales y libre de tóxicos, es perfecto para combatir los hongos e insectos que pueden atacar a nuestras plantas. Diluye una cucharada sopera de bicarbonato en un litro de agua, llena un pulverizador y aplícalo en aquellas partes de la planta que lo necesiten.
10. Nutrientes que te sorprenderán
Los posos del café o del té, las pieles de plátano trituradas, las cascaras de huevo o los restos de ceniza se pueden utilizar como abono para las plantas. Para que se conviertan en unos excelentes nutrientes debes añadirlos a la tierra justo después de regar. Otro alimento perfecto para tus plantas es el agua de un acuario con peces. Cuando limpies el acuario y extraigas el agua, aprovéchala para regar tus plantas: está cargada de nutrientes naturales que mantendrán tus plantas esplendorosas.