Si la limpieza en profundidad del baño es una de las tareas que detestas y que siempre intentas posponer, este artículo te interesa. Para no tener que dedicar tanto tiempo a la limpieza general del baño, te proponemos unas rutinas que puedes hacer cada día (o cada dos), que no te llevarán más de 10 minutos y que te permitirán posponer la limpieza general del baño unos cuantos días. La clave está en evitar que se acumule la suciedad y en encontrar la forma más sencilla y eficaz de dejar el baño impecable. ¿Quieres descubrir esos trucos que, en unos minutos, te permitirán tener el baño siempre perfecto?
1. Ten preparados los productos de limpieza
Una de las cosas que nos hacen perder tiempo en la limpieza del baño es tener que buscar los productos y utensilios que vamos a necesitar. Nuestro consejo es que tengas siempre preparados los productos de limpieza específicos del baño. Vas a necesitar dos esponjas o estropajos, dos bayetas, el limpiador del wc y otro producto para los sanitarios (lavamanos, bañera, ducha). También será útil un limpiacristales y un paño seco. Antes de ponerte a limpiar es un buen momento para ventilar el baño. Puedes dejar las ventanas abiertas mientras limpias.
2. Barrer el suelo antes de empezar a limpiar
Aunque en otras estancias de la casa se aconseja barrer el suelo en último lugar, el caso del baño es un poco diferente. En este caso no vamos a sacar el polvo, si no que vamos a pasar esponjas y bayetas mojadas y es inevitable que caiga un poco de agua en el suelo. Barrer o pasar la aspiradora con el suelo mojado es complicado y los resultados no serán los mejores. Así que te aconsejamos que pases la escoba o la aspiradora antes de ponerte con los sanitarios y el wc. Si tienes un robot aspirador puedes ponerlo a trabajar un rato antes de empezar. Si quieres conocer otros "ayudantes" que harán el trabajo por ti en casa, no te pierdas nuestro tema Limpia y ordena tu casa sin estrés gracias a estos "ayudantes".
3. Empieza por el inodoro
Tira un chorrito de tu limpiador de wc en la taza del inodoro y pasa la escobilla. Deja que actúe mientras limpias el resto del inodoro. Pon un poco de otro limpiador en una esponja (un producto especial para sanitarios) y repasa todo el inodoro, sin olvidar la tapa y la zona del pulsador, donde se acumulan gran cantidad de bacterias. Utiliza una esponja solo para limpiar el inodoro, y otra para el resto de sanitarios. Así evitarás que las bacterias del wc puedan acabar en la lavamanos o en la ducha.
4. Segunda parada: bañera y ducha
Es muy importante desinfectar a diario la bañera y la ducha para eliminar los restos de suciedad que quedan tras darnos una ducha y para evitar que proliferen bacterias y hongos. Pon un poco de limpiador en una esponja y haz una pasada por la bañera y por la ducha. No hace falta que queden impecables, eso ya lo harás en la limpieza en profundidad. Sólo se trata de evitar que se acumule suciedad o bacterias. Deja que el limpiador actúe un rato.
5. Mamparas a punto en 1 minuto
La manera más sencilla de mantener la mampara impecable, es retirar el agua justo cuando acabas de ducharte y antes de que se seque. Puedes pasar un paño seco, siempre y cuando no deje restos de pelusa. Lo más práctico es pasar una espátula limpiacristales que elimine los restos de agua y evite que, al secarse, las gotas dejen marcas en el cristal. En el caso de las cortinas, debes aclararlas siempre después de la ducha. Para evitar que se ensucien con el moho, sobre todo en la parte de abajo, es muy importante ventilar después de cada ducha.
6. Un repaso al lavamanos
Tal y como has hecho con la bañera, aplica un poco de limpiador en la esponja y haz una pasada por el lavamanos y por la encimera para eliminar las salpicaduras de agua y jabón que al secarse quedan marcadas en las superficies. No hace falta que retires los objetos de la encimera, solo se trata de hacer un repaso para que no se acumule la suciedad. Si quieres que la limpieza sea más sencilla y rápida, es mejor mantener la encimera despejada y ordenada. Existen separadores y cajas para equipar los cajones del mueble bajolavabo que nos permiten mantener bien ordenados incluso los utensilios más pequeños.
7. Aclarar todos los sanitarios
Una vez has dejado que el limpiador actúe en el inodoro y en el resto de los sanitarios es el momento de aclarar. Retira los restos del limpiador con una bayeta mojada y aprovecha para tirar de la cadena en el inodoro y dejar la escobilla limpia en su sitio. Es mejor tener una bayeta para el inodoro y otra para la ducha, la bañera y el lavamanos. Aunque no es necesario hacerlo en esta rutina diaria, recuerda que también hay que limpiar el rociador de la ducha a menudo. Después de aclarar los sanitarios puedes pasar un paño seco para que las superficies queden brillantes. Finalmente, puedes fregar el suelo. Aquí tienes los mejores trucos para fregar bien el suelo y que huela bien.
8. Espejos y azulejos: solo si es imprescindible
Los espejos sólo los incluiremos en esta rutina de limpieza diaria si vemos que quedan restos de salpicaduras o manchas. Puedes limpiar el espejo con limpiacristales o, si prefieres una solución más natural, con una bayeta impregnada con vinagre blanco. En cuanto a los azulejos, lo más sencillo es aprovechar para limpiarlos cuando están húmedos por el baho que se genera en la ducha. En ese momento pasa una bayeta y quedarán perfectos.
9. Lograr que tu baño huela a limpio
La sensación de limpio en el baño también se puede conseguir con un buen ambientador que puedes preparar tú misma. Hierve unas ramas de hierbabuena y zumo de limón con un poco de agua. Coloca la mezcla en un pulverizador y utilízala en el baño como un ambientador. Si te gustan los cítricos, corta unas rodajas de limón y colócalas en una botella junto a unas ramas de hierbas aromáticas (tomillo, romero...), unas ramitas de pino o cedro y una rama de canela. Deja la botella abierta en el baño y el perfume inundara la estancia.
10. ¿Cada cuánto hay que cambiar las toallas?
Es la pregunta del millón. Nunca sabemos cada cuánto tiempo hay que cambiar las toallas. Como máximo, se deben cambiar cada 7 días, aunque se aconseja no utilizar una toalla más de 3 o 4 días. También es muy importante facilitar que se sequen y se ventilen, ya que las toallas húmedas son un caldo de cultivo perfecto para bacterias y microorganismos. Lávalas con agua caliente y jabón neutro y, si puedes, ponlas en la secadora para que queden más suaves y mullidas.