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Las 20 leyendas mexicanas más populares en versión corta

¿Tienes tu leyenda mexicana favorita? Te contamos la versión corta de las más populares, para que descubras o recuerdes las mejores historias populares de México.

La riqueza cultural de México es indudable en muchos aspectos. Pero, posiblemente, lo más conocido por todos son sus increíbles leyendas y relatos, que son parte de su identidad e historia. No hay lugar en todo el país que no tenga su propio repertorio de cuentos, espectros, callejones misteriosos o relatos que explican sucesos naturales o cotidianos. Y todas estas leyendas mexicanas populares siguen vivas, esperando la curiosidad de los visitantes.

Por eso hoy te traemos 20 leyendas mexicanas muy populares, en una versión algo abreviada. Para que descubras, aunque tan solo sea una pequeña parte, de toda la riqueza cultural de este país. Pero, antes, resolveremos algunas preguntas.

¿Cuáles son las leyendas más populares de México?

Algunas de las leyendas más populares en México con la de la Llorona o la de la Mulata de Córdoba, que te contamos a continuación. Especialmente la primera, ha conseguido trascender dos importantes barreras. La tradición oral, pasando a quedar plasmada incluso en el cine, y, en consecuencia, la nacional. Y es que esta leyenda ha estremecido los corazones del mundo entero.

¿Cuáles son las 5 leyendas de México?

No hay solo 5 leyendas en México, pero si tuviéramos que mencionar cinco de ellas que son absolutamente imprescindibles sería las que enumeramos a continuación. Todas ellas explican, de una forma u otra, el origen de su tierra y otros eventos naturales.

  • La leyenda de la fundación de Tenochtitlán.
  • La leyenda de los volcanes.
  • El Flechador del Cielo.
  • Tajín y los Siete Truenos.
  • Camécuaro, el lago de lágrimas.

¿Cuáles son las leyendas más aterradoras?

Las leyendas más aterradoras de México son aquellas que hablan de espectros que no abandonan el plano terrenal tras su trágica muerte. Un buen ejemplo de ello es la famosa leyenda de la Llorona, aunque no es la única. Otras leyendas aterradoras son:

  • El autobús fantasma.
  • La leyenda de la casa de las brujas.
  • La dama enlutada.

Y ahora que hemos respondido algunas preguntas, ha llegado el momento de la verdad. Aquí tienes las 20 leyendas mexicanas más populares en su versión corta.

El callejón del beso

Esta leyenda cuenta la historia de Carmen, una joven cariñosa y hermosa que vivía con su padre, que era un hombre muy estricto e intransigente, y Carlos, un apuesto muchacho laborioso y humilde.

Un día, el azar quiso que Carmen y Carlos se conocieran, y surgió entre ellos algo indestructible. Desde aquel día, el joven se colocaba bajo el balcón de Carmen. Ella le respondía siempre con una sonrisa. Pasaron así las semanas hasta que se decidieron a hablar.

El tiempo sigue pasando, el amor sigue creciendo, y es entonces cuando los jóvenes deciden planificar un futuro juntos. Y cuando menos lo esperaba, el padre de la joven descubre sus encuentros. Enfurecido, amenaza a su hija con recluirla en un convento si sigue con este romance clandestino. Pero Carmen y Carlos deciden seguir con su relación en secreto.

Carlos alquiló una habitación que se encontraba frente a la casa de su amada, y desde allí, de balcón a balcón, podían hablar incluso si ella no encontraba la oportunidad de escaparse.

En uno de estos encuentros clandestinos, de balcón a balcón, su padre descubre a Carmen besando a Carlos. Lleno de furia, tomó una daga y le arrebató la vida a su hija. Y desde entonces, aquel lugar se conoce como el Callejón del Beso.

La leyenda de la fundación de Tenochtitlán

Dice la leyenda que hace muchos años, los pobladores de ciudad mítica de Aztlán comenzaron una misión que el dios Huitzilopochtli les había encargado. Debían encontrar un águila posada sobre un nopal. Y al hacerlo, encontraría el lugar sobre el que deberían fundar un nuevo pueblo en el que vivir.

Con esta misión, anduvieron por año, convirtiéndose en peregrinos. Un día, cerca del lago Texcoco, encontraron la señal que el dios les había indicado. En medio de un lago, sobre un nopal, una enorme águila extendió sus alas.

Y ese sería el lugar que les proporcionaría alimento y agua, donde fundaron su nueva ciudad, Tenochtitlán. El paso del tiempo la convirtió en una de las más importantes y pobladas de la época.

La Llorona

Cuenta la leyenda que, hace muchos años, aparecía en Xochimilco una mujer vestida de blanco, que cruzaba las calles lamentándose: “¡Ay, mis hijos!”.

Quienes allí vivían decían que se trataba de una triste mujer que sufría por el abandono de un hombre. Guiada por el dolor, la angustia y la locura, ahogó a sus hijos en un río. Tras cometer aquel terrible acto, arrepentido, intentó quitarse la vida.

Su espectro sigue apareciéndose hoy en día, por las noches, recorriendo la ciudad con su blanca vestimenta. Aún se escucha entre las calles su desgarrador lamento, del que proviene su nombre: La Llorona.

La flor de cempasúchil

La leyenda cuenta que, hace muchos años, vivían dos jóvenes que estaban enamorados. Xóchitl y Huitzilin.

Un día, los jóvenes decidieron subir a la cima de una montaña para buscar al Dios Sol, conseguir que bendijera su amor. Así conseguirían que durase para siempre. Allí, Tonatiuh les otorgó su bendición, cumpliendo el deseo de la pareja.

Tiempo más tarde, Huitzilin tuvo que marchar a la guerra, y Xóchitl quedó, como muchas enamoradas, a la espera de su regreso. Pero el joven nunca volvió, dejando a su amada en un estado de eterna espera.

El Dios Sol, que había otorgado su bendición a la joven pareja, se apenó de ella. En lugar de dejarla sufrir de por vida, la transformó en una flor. Pronto, un precioso colibrí se posó entre sus pétalos, amarillos como el sol. Pese a estar transformados en otras criaturas, los corazones de los enamorados se reconocieron. La flor supo al instante que aquel pájaro no era otro que su amado Huitzilin, que al fin había regresado a su lado.

Sac Nicté

Según la leyenda, Sac-Nicté era princesa cuando Chichén Itzá, Mayapán y Uxmal convivían como las más grandes ciudades de la cultura maya. En aquel entonces, todos disfrutaban de la paz gracias a los acuerdos que los distintos reyes habían trazado, y ni siquiera existían ejércitos.

Entre en la escena entonces Canek, quien tras cumplir 3 veces 7 años pasó a ser rey de Chichén Itzá. Fue a esta edad, también, cuando vio por primera vez a la princesa Sac-Nicté, que apenas había cumplido 3 veces 5 años. Pese a esta gran diferencia, ambos supieron al instante que estaban destinados a estar juntos. Solo había un problema, Sac-Nicté ya había sido prometida a Ulil, uno de los posibles herederos del reino de Uxmal.

Quedaban tan solo 37 días para la boda, cuando un mensajero de Mayapán citó al príncipe Canek, invitándolo a la esperada ceremonia. Canek aseguró que no faltaría. Aquella noche, un viejo enano visitó al joven y le susurró: “la flor blanca te espera entre las hojas verdes, ¿vas a dejar que otro la arranque?”. Tras su críptico mensaje, desapareció.

Mientras tanto, en Uxmal, los preparativos para la boda avanzaban. La ciudad entera había sido decorada para la ocasión. El día que Sac-Nicté iba a contraer, al fin, matrimonio, Canek irrumpió en la ceremonia con un grupo de guerreros. Raptó a la princesa, frente a la mirada de todos, dejando a Ulil plantado en el altar.

Este hecho, por supuesto, acabó con la paz entre Uxmal y Chichén Itzá. Los primeros se unieron a Mayapán para enfrentarse a Chichén Itzá. Antes de que la guerra estallara, los habitantes de Chichén Itzá la abandonaron para siempre, aprovechando la luz de la luna. De esa forma se salvaron de los enemigos y protegieron la mítica ciudad que hoy en día podemos visitar y conocer como lo que fue.

La leyenda del murciélago

Cuenta la historia que, hace mucho tiempo, el murciélago era la más hermosa de todas las aves.

Un día, el murciélago observaba a los otros pájaros, admirando sus plumas. Decidió, entonces, subir al cielo y rogarle al Creador que también le otorgase ese don. Este le respondió que no podía darle plumas, pero no todo estaba perdido. Podía pedirle una pluma a cada pájaro, y así vestir su cuerpo con este hermoso ropaje.

De vuelta en la tierra, el murciélago seleccionó a las aves con las plumas más hermosas y le pidió a cada uno, una pluma. Así, en poco tiempo, consiguió cubrir su cuerpo de hermosos colores y formas.

Sabiéndose hermoso gracias al don de tantos, el murciélago presumía abiertamente de su belleza. Humillaba, incluso, a aquellos que no eran tan hermosos como él.

Al Creador no le gustó descubrir aquella actitud arrogante en el murciélago, y decidió castigarlo arrebatándole las plumas. Con cada aleteo que daba la criatura, más plumas perdía. Bajo su vuelo, todos percibían una increíble lluvia de plumas de colores.

Desde entonces, el murciélago ya no tiene plumas, y vive en las cuevas intentando olvidar todos esos colores que algún día tuvo y que perdió.

La dama enlutada

Dice la leyenda que, cerca de la medianoche, algunas personas han visto salir de la Catedral a una figura femenina, que pone rumbo hacia el norte de la ciudad de Guadalajara. Vestida de negro, camina hasta el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, atraviesa la calle y desaparece.

Si la ves, no te atrevas a seguirla. Porque la enlutada se cobra las vidas de aquellos que la persiguen y oyen su tenebroso grito.

El enano de Uxmal

Durante el imperio de Uxmal, cuenta la leyenda, en la ciudad de Kabah vivía una hechicera que cuidaba con esmero de un huevo que había encontrado. Con tanto cariño y diligencia lo protegió, que un día nació de él un niño.

La mujer decidió cuidar del bebé, que era muy pequeño. Los años pasaban y el niño no parecía crecer. Cuando comenzó a crecerle la barba, la anciana supo que aquel muchacho era, en realidad, un enano.

Durante toda su vida, la hechicera había custodiado un antiguo caldero. Un día, el enano quiso descubrir que había en su interior. Al asomarse, encontró un instrumento llamando Tunkul. Lo tocó, y su sonido se escuchó por toda la ciudad, llegando, incluso, al palacio del rey de Uxmal.

Una vieja profecía decía que, al sonar el Tunkil, el mandatario del momento debería dejar todo el poder en manos de quien hubiese tocado el instrumento. De ahí que el rey hiciera llamar al responsable. No podía cederle el poder sin más, por lo que le puso tres pruebas que debía superar si quería ser el siguiente en gobernar. El joven lo consiguió con éxito, y fue proclamado rey. Y desde su nueva posición, mandó a construir el conocido templo de "la casa del gobernador", un hogar para la anciana, a la que llamó "la casa de la anciana madre", así como "el templo del adivino". Todas estas construcciones pueden seguir apreciándose en el complejo de Uxmal. 

La china Hilaria

Dice la leyenda que, hace mucho tiempo, vivió en la calle de la Alegría una mujer llamada Hilaria Macías, que era conocida por todos como china Hilaria. Recibió este apodo por su cabello rizado y hermoso.

Un hombre llamado Chamuco, del que no había que fiarse, cayó prendado de Hilaria. Ella no le correspondió, puesto que tanto su aspecto como su personalidad le producían cierto rechazo. Pero él insistía e insistía. Primero, con modestia. Después, con palabras soeces.

Hilaria comenzó a sentir miedo de este joven, tanto que decidió visitar al cura de Aguascalientes, lugar en el que se desarrolla esta historia, pidiéndole que hablara con Chamuco. El padre se apiadó de la muchacha, y llamó al hombre para aconsejarlo. Le dijo que le pidiera a Hilaria uno de sus lindos rizos e intentara alisarlo. “Si lo consigue, en 15 días ella te corresponderá”.

Así hizo Chamuco. Le pidió un cabello y tras días intentando enderezar el rizo por sus propios medios, el hombre recurrió a la magia negra. Acudió a un brujo capaz de invocar al Diablo, y este pidió su alma como recompensa por el trabajo de alisar el cabello de Hilaria. Chamuco aceptó, pero tras días y días intentando enderezar el pelo, no lo consiguió.

Enfadado, el hombre reclamó al diablo que, enfurecido, se marchó de allí. Desde entonces, Chamuco caminaba sin rumbo por las calles del encino atormentado. Y cuando alguien le preguntaba cómo estaba, tan solo conseguía responder: “De la china Hilaria”.

La leyenda del pavo real

Esta leyenda proveniente de la cultura maya cuenta que, tiempo atrás, las aves eran muy diferentes a las que conocemos ahora. Hace muchos años, discutían pensando que cada una de ellas era más importante que las demás.

Itzmná, el dios maya de la sabiduría decidió convocarlas para decidir quién sería la siguiente en gobernar. En el encuentro, cada una de las aves presumió sus atributos, comparando la belleza del canto y el plumaje.

Xkolkolch, el ruiseñor, presumió de su hermoso canto. Cutz, el pavo montés, alardeó de su rigidez y su carácter. Chac-Dzidzid, el cardenal, hizo hincapié en su precioso plumaje.

El pavo real, que por aquel entonces no era tan atractivo, permanecía en silencio, avergonzado por su enorme cuerpo y sus feas plumas. Apenado y celoso, decidió visitar a un pájaro amigo que no había acudido al encuentro. Le pidió que le prestase sus preciosas plumas y, a cambio, cuando consiguiese el poder, lo compartiría con él. Este accedió, prestándole sus colores.

El pavo se presentó ante el dios con su nuevo y deslumbrante plumaje, y consiguió que lo nombrasen gobernador. Cuando se hizo con el poder, la criatura olvidó su promesa, incumpliendo así su promesa.

Cuando el dios Itzmná descubrió lo que había sucedido, decidió darle una lección al pavo real. Podía quedarse con las plumas, puesto que no había sido él quien se las había entregado, pero su canto sería el más desagradable de todas las aves. Y es por eso por lo que, hasta el día de hoy, cuando el pavo real abre su pico, todos escuchamos un extraño: gluglú

El autobús fantasma

Esta leyenda de la ciudad de Toluca cuenta que, en una peligrosa y vieja carretera que unía esta localidad con Iztapan de la Sal, circulaba de madrugada un autobús. Todo parecía ir bien, hasta que comenzó a llover con tanta fuerza que a penas se veía nada en el exterior. El autobús se acercaba a un puente peligroso, con curvas cerradas y un puente por el que solo cabía un vehículo.

Aquel tramo peligroso se acercaba y, ante la sorpresa de los pasajeros, la velocidad del autobús no hacía más que aumentar. Este dato tampoco pasó desapercibido por el conductor, que intentó accionar los frenos, descubriendo que estos estaban fallando. En una de las curvas, el vehículo se precipitó al vacío. No hubo sobrevivientes en el accidente. El autobús número 40 nunca llegó a su destino.

La leyenda cuenta que, desde entonces, si caminas por aquel paraje y te subes a un autobús, debes tener cuidado y percatarte de que no sea el número 40. Si cometes el error, no hables en ningún momento. Y antes de bajar, no se te ocurra mirar atrás en el autobús. Si lo haces, no sobrevivirás.

La leyenda de los volcanes

Esta leyenda narra la historia de los volcanes de Popocatépelt, conocido como “el Popo”, e Iztaccíhuatl, llamado también “la mujer dormida”. La misma cuenta que estas dos formaciones volcánicas, las más altas de México, representan a una doncella y a un joven guerrero Tlaxcaltecas. Iztaccíhuatl era la princesa más bella de todas, y cayó prendada del guerrero Popocatépetl, uno de los más aguerridos de su pueblo.

Antes de partir a la guerra contra los aztecas, el guerrero pidió la mano de la joven princesa. El cacique le concedió lo que pedía, con la única condición de que regresara sano y salvo de la batalla.

Un día, un rival de Popocatépetl engañó a la princesa, asegurándole que su amado había fallecido en la guerra. Sus intenciones no quedan claras, pero el resultado fue terrible. Iztaccíhuatl falleció al poco tiempo, desvanecida por la tristeza.

Cuando Popocatépetl llegó a su pueblo, victorioso tras el combate, recibió la mala noticia. Durante las siguientes noches y días, el joven vagó por las calles intentando pensar cómo podía honrar el inmenso amor que habían compartido. Hasta que se le ocurrió la forma perfecta de hacerlo. Ordenó construir una gran tumba bajo el sol, amontonando 10 cerros que se alzasen como una enorme montaña. Cuando el trabajo estuvo hecho, tomó el cuerpo de la princesa y la recostó sobre la cima del monte. Allí, por primera vez, pudo besar sus labios. Después, con una antorcha humeante en la mano, se arrodilló a su lado para velar su sueño por siempre.

Desde entonces, el guerrero y la princesa permanecen juntos, el uno frente al otro. El tiempo hizo que la nieve cubriera sus cuerpos, convirtiéndolos en dos enormes volcanes.

El Flechador del Cielo

Esta leyenda habla de Ilhuicamina, el flechador del cielo, que sufría a causa de una profunda herida. No era una herida de batalla, sino de amor.

Al verlo tan afligido, todos le preguntaban a qué se debía su congoja, pero el flechador nunca respondía. Sin embargo, cada tarde se presentaba en la montaña más cercana y, desde ahí, lanzaba sus flechas, con furia, hacia los cielos. En ocasiones, cerraba los ojos con fuerza para conjurar la imagen de su amada, Citlatixochitl.

El problema estaba en que el padre de la joven no estaba de acuerdo en esa relación, y había puesto a Ilhuicamina una única condición para concederle la mano de su hija. Tenía que clavar una de sus fechas en el corazón del cielo (el Sol) y hacer que sangrara.

Lo que aquel hombre no sabía es que el flechador no pensaba rendirse. Una tarde, cuando todo parecía perdido, el cielo comenzó a sangrar. La sangre corrió por las laderas y los ríos, tiñendo todo a su paso.

El padre de la joven quedó sorprendido al ver como el mismo cielo se teñía de rojo, y aceptó que los muchachos se comprometiesen. Dio las gracias al joven flechador, cuya perseverancia y amor por su hija parecían infinitos.

Desde entonces, cada tarde los pájaros nos avisan de la presencia de la pareja. Lanzan juntos una flecha al corazón del cielo, al Sol, dando lugar a la muerte de un día y al nacimiento de la noche. El ocaso.

Tajín y los siete truenos

Vamos ahora con la leyenda que nos explica el origen de los huracanes. Dicen que hace mucho tiempo, vivía en Totonacapan un rebelde muchacho llamado Tajín. El joven buscaba siempre meterse en conflictos. Si veía a un animal por el bosque, le lanzaba piedras. Si se cruzaba con un árbol, lo trepaba y rompía sus ramas. Ante la presencia de un hormiguero, no dudaba en pisarlo.

Por esta personalidad díscola era temido en su pueblo, y todos huían al verlo, gritando asustados: “¡Cuidado! ¡Ahí viene Tajín!”.

Como nadie lo quería como compañero, a Tajín no le quedaba otra que vivir solo. Una mañana, salió a caminar y se encontró con un señor de gran bigote y cejas muy pobladas. El hombre estaba buscando a un muchacho que lo ayudara a él y a sus hermanos con las tareas domésticas, mientras ellos hacían su trabajo: subir a los cielos para provocar la lluvia.

Tajín aceptó y acompañó al hombre hasta su casa. Los Siete Truenos vivían en una pequeña casa de piedra, y cuando vieron al muchacho no quedaron convencidos de que aquel joven, que era para ellos un extraño, trabajara en su hogar. Pero tras algunas consideraciones, accedieron a confiar en él.

Un día, mientras los hermanos trabajaban, Tajín, que nunca tenía buenas intenciones, decidió robarles los accesorios mágicos y subir él a los cielos, con la intención de desatar el caos provocando un huracán. Pero los Siete Truenos lo pillaron a tiempo, persiguiéndolo hasta alcanzarlo, para luego lanzarlo al fondo del mar.

Sin embargo, la leyenda cuenta que de vez en cuando, Tajín logra escapar de su escondite. Y entonces los ríos se desbordan, los árboles caen y el viento no cesa. Solo cuando los Siete Truenos suben al cielo y lo capturan, todo vuelve a la calma.

Camécuaro, el lago de lágrimas

Ahora hablaremos de una leyenda antigua que explica el origen del Parque Nacional de Camécuaro. La misma cuenta la historia de Huanita, princesa purépecha, se enamoró perdidamente de Tangáxhuan, el sobrino del fundador del Imperio Purépecha. Un día, el sacerdote Candó la secuestró y la escondió en una yácata. La joven lloró con desesperación, y tanto fue su llanto que sus lágrimas formaron un lago a su alrededor. De ahí que el nombre Comeruco, que significa “lugar de la amargura oculta”.

Pero aquí no acaba la historia. Porque pronto Tangáxhuan, al saber de la noticia, fue a rescatar a Huanita. Al encontrarse allí con Candó, le lanzó una flecha con su arco. Esta se clavó en un sabino, que se partió y se transformó en un manantial de agua verde. Por desgracia, no consiguió salvar a la princesa.

Cuentan que, desde entonces, las personas que se introducen en el lago de Camécuaro ven aparecer entre sus aguas a una mujer que intenta convencerles para que se queden a su lado para siempre.

Leyenda de la casa de las brujas

Esta leyenda surge alrededor una vivienda que se encuentra en la ciudad de Guanajuato, que fue construida en 1895. Actualmente, forma parte de un hotel, pero los rumores aún persisten hasta nuestros tiempos.

La leyenda cuenta que el dueño de esta casa vivía en ella con su hija pequeña, Susan, cuando fue enviado a la cárcel por cometer un delito. La niña quedó entonces con sus tías, que no la trataron con cariño ni paciencia. Muy por el contrario, las mujeres la encerraron en el sótano, privándola de alimentos. Tras varios días, los vecinos aseguraban que los lamentos se escuchan desde sus casas. Aquel mismo día, el cadáver de la muchacha fue encontrado en la casa.

Se dice que, en las noches de la luna llena, la casa se vuelve terrorífica. Y quienes se han atrevido a transitarla en estos días señalados, ven a una joven que se asoma por las ventajas, rogando ayuda.

La novia del mar

Cuenta la leyenda que, hace muchos años, vivía en la ciudad de Campeche una mujer hermosa, que solía pasear a solas por la costa, disfrutando de las vistas y de las enormes embarcaciones que llegaban cada día al puerto.

Una tarde, dando uno de sus paseos, la joven quedó asombrada ante la imagen de un marinero, de quien quedó completamente enamorada. Ambos sintieron esa conexión, y comenzaron a verse cada vez con más frecuencia, hasta volverse inseparables.

Todo habría salido bien, pero al comenzar su relación la muchacha redujo sus paseos, y el mar enloqueció de celos. Un buen día, el marinero zarpó y el mar encontró la oportunidad perfecta para su venganza. Decidió que los separaría para siempre con una inmensa tormenta, que hundió el barco en el que navegaba el joven, que nunca más regresó junto a su amada.

Desde aquel entonces, la mujer espera cada tarde en la playa el regreso de su enamorado. Si miras al malecón de Campeche en las últimas horas del día, la verás allí, mirando hacia el mar.

La mulata de Córdoba

Esta leyenda nos sitúa en el siglo XVII, cuando fue fundada la ciudad de Córdoba. Llegó en aquel entonces una mujer mulata, muy hermosa, de la que todos los hombres quedaban prendados. Su presencia en la ciudad no tardó en tener reacciones muy diversas. Había quienes la rechazaban, había quienes se enamoraban de ella. Y los más supersticiosos afirmaban que la mulata tenía un pacto con el diablo. Que tenía poderes mágicos con los que era capaz de estar en más de un lugar a la vez.

Otros, sin embargo, afirmaban que era una virtuosa en lo todo lo relacionado con la medicina, y podía sanar cualquier enfermedad con sus hierbas.

Los rumores no tardaron en llegar a oídos de la Santa Inquisición, que la apresó y la envió al presidio de San Juan de Ulúa, acusada por brujería. Allí debía esperar al día en el que ardería en la hoguera. Sin embargo, en medio de una de aquellas lacónicas jornadas, encontró en su celda un trozo de carbón. Comenzó entonces a dibujar en la pared un barco, con todo lujo de detalles. Una noche, mientras su carcelero dormía, la mulata subió a su nave y desapareció. A la mañana siguiente, el carcelero había perdido la razón, aferrándose con fuerza a la reja del calabozo vacío.

Leyenda del Salto de San Antón

Es el turno de la leyenda del Salto de San Antón, una hermosa cascada de 40 metros de altura que se encuentra ubicada en Cuernavaca.

La historia cuenta que, en la ciudad de Cuernavaca, hace muchos años, vivía una doncella que esperaba el regreso de su prometido, que había partido a la guerra. Pero los años pasaban, y este no regresaba. La joven, desdichada y angustiada por la posibilidad de no volver a ver a su amado, falleció de tristeza.

Los dioses se apiadaron de ella y decidieron convertir su cabellera en una preciosa cascada. El joven prometido, por desgracia, perdió su vida en batalla. Pero las deidades también se apiadaron de él, y lo transformaron en el río al que va a parar la cascada. Y de esa forma sus almas quedaron unidas para la eternidad.

Popchón y Xulubchon

Dice la leyenda que, hace muchos años, los antiguos tzotziles gobernaban en la región central y en el norte de Chiapas. Vivían allí felices, puesto que tenían todo lo que necesitaban para nutrirse, bañarse y cultivar. El agua daba abasto, incluso, para saciar la sed de sus animales.

Aunque no siempre había sido un territorio próspero y pacífico. La leyenda cuenta que en esas tierras vivía una enorme serpiente acuática, Popchón. En su época, el reptil tapó con su enorme cabeza el cauce del río Grijalva, provocando una creciente que inundó las poblaciones más cercanas.

Ante la situación, los vayijeltik, espíritus de los animales y protectores de los tzotziles, unieron sus fuerzas para derrotar a la serpiente, pero no fue suficiente. Recurrieron entonces a X’ob, el alma del maíz, que sí consiguió vencer al reptil, consiguiendo así que el agua siguiera su curso con naturalidad.

En este lugar habitaba, sin embargo, otra serpiente, enemiga de la primera, Xulubchón. Esta se encargó de dividir las montañas y los cerros para que los arroyos pasaran entre ellos. Alteraba así el cauce de los ríos e invocaba tormentas para limpiar las aguas. Esta serpiente, dado que era la encargada de invocar las lluvias, no tuvo un final tan fatídico como la primera.

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